viernes, 26 de junio de 2020

La formación en los tiempos del confinamiento por Carolina Glaser


La formación en los tiempos del confinamiento

La poesía es creación de un sujeto
que asume un nuevo orden de relación simbólica con el mundo (Lacan)




La irrupción inesperada de la pandemia del Coronavirus, esta intromisión real, masiva que cambió las coordenadas del mundo entero provocaron una desestabilización en el ordenamiento de las formas de vivir, de vincularse, de trabajar, de formarse…

A partir de la pérdida y los procesos de duelo puestos a elaborarla, se impone el deseo de producir nuevos ordenes simbólicos, una reconstrucción.

Como psicoanalistas, reconocemos el poder creativo de las palabras, la posibilidad de armar y rearmar mundos en el mundo. Según Lacan “El mundo es in-mundo… cada uno se construye su mundo”, búsquedas y encuentros de nuevos sentidos.

La formación en psicoanálisis ha requerido la puesta en juego de nuevas modalidades de delimitación de tiempos y espacios para la escucha, para la incorporación de modelos teóricos diversos, aprehendiendo lecturas, rememorando y actualizando saberes, utilizando nuevas tecnologías, la virtualidad para reasegurar los lazos y la conexión con otros para pensar en conjunto, invistiendo libidinalmente los encuentros.
Garantizando el trípode analítico, nos encontramos inmersos en las profundidades de las distintas líneas teóricas, dando cuenta del universo complejo, heterogéneo, relativo, diverso y plural del psicoanálisis. Acompañados en el sostén de nuestra práctica clínica con sus vicisitudes singulares y lo disruptivo del acontecer actual que también requiere de un movimiento y apuesta psíquica importante. Y el propio análisis sostenido desde la virtualidad, el corrimiento de los cuerpos y la intensificación de la escucha en un diván internalizado e “imaginarizado”.

El deseo y el intento de seguir pensando juntos, entramando y transformando lo incierto, lo enigmático y la angustia en conocimiento, serán motor de la continuidad.
  
Como contrapartida del confinamiento, entiendo al psicoanálisis como un absoluto permiso para la circulación: apertura de avenidas disponibles entre el adentro y el afuera, habilitando el ingreso y alojamiento de lo diferente, de lo múltiple, de lo diverso.

Los grandes cambios siempre vienen acompañados de una fuerte sacudida.

Los desarrollos y la creatividad de Freud estuvieron atravesados por dos guerras mundiales, incluyendo el peor holocausto de la historia de la humanidad. Salvando la enorme distancia social, política e histórica, podemos aventurarnos a hipotetizar que el desorden podría resultar en la emergencia, en su doble acepción: una situación imprevista que se debe solucionar y también como acción de emerger (algo nuevo) y potenciar la creación de redes, puentes, escaleras, balsas… para sortear el abismo y el vértigo del real que asoma. 

El psicoanálisis fue, es y será redes, puentes, escaleras, balsas… para quien lo pueda aprehender.

Carolina Glaser - Analista en formación en el Instituto de Formación Psicoanalítica de la Asociación Psicoanalítica de Córdoba 


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