lunes, 30 de marzo de 2020

Sostener los vínculos en tiempos de aislamiento forzoso por Pablo A. Dragotto

Sostener los vínculos en tiempos de aislamiento forzoso

Los seres humanos nacemos inmaduros y frágiles. No sobrevivimos si no hay un otro que nos alimente, nos ampare, y decodifique nuestras necesidades básicas: alimento, protección, amor. Esa indefensión inicial ha sido clave para el desarrollo de la especie humana, basado en el lugar del otro como protector e intérprete. Ningunx de nosotrxs estaría hoy acá si no hubiera habido un adulto que nos recibió, nos cuidó y trato de entendernos. Esta es una de las bases de los descubrimientos de Freud y de la teoría y el método psicoanalítico. Asimismo Freud nos enseñó que, inicialmente, el desarrollo psíquico, sigue el modelo de las funciones básicas de la vida: incorporación y expulsión. Inhalamos y exhalamos. Incorporamos alimentos y eliminamos por excreción heces y orina. Psicológicamente los mecanismos más arcaicos son esos: nuestro yo se forma poniendo afuera (imaginariamente) todo lo que es displacentero. Si me siento bien soy yo; si me duele o me hace sufrir es de afuera, es del otro. En situaciones de emergencia o de catástrofe, nuestro psiquismo responde con los mecanismos más primitivos. El automatismo puede ser el sálvese quien pueda, buscar culpables o chivos expiatorios. La salud pública y la epidemiología cumplen con su obligación de disponer medidas de prevención y cuidado para la población en general; no pueden ni deben enfocarse en la subjetividad  de cada persona. A todxs nos impactan las imágenes y vídeos de acciones firmes y sin reparos en las que personas son obligadas a aislarse por la fuerza pública en China, España u otros lugares. En otro contexto no dudaríamos en calificarlas como violatorias de los derechos humanos. Pero no lo son, dado el contexto de excepción que implica la pandemia. Es la tensión inevitable entre acciones de salud pública en tiempos de pandemia y las subjetividades de cada unx de nosotrxs en nuestros pequeños grupos de convivencia. Esa tensión es inevitable, no podemos eliminarla. Asimismo es fundamental no negarla. Es prioritario cumplir con las disposiciones de las autoridades políticas y sanitarias, confiando en que las mismas están basadas en las evaluaciones más precisas y actualizadas según la información científica disponible. Pero también es necesario encontrar los medios de sostener los vínculos de apoyo mutuo, contención y acompañamiento,  en tiempos en los que la angustia, la ansiedad y el miedo pueden, por momentos, hacernos reaccionar como bebés indefensos y asustados. Más aún cuando la causa de nuestros miedos es invisible, intangible como lo es un virus. Defender los vínculos y la confianza es fundamental. Hoy más que nunca cuidarnos entre todos es mucho más que una consigna. No es el otro el peligro. Puedo ser yo quien porta el peligro sin saberlo. Así como nos aislaremos por un tiempo en nuestras casas, es crucial seguir conectados con alguna distancia. Las psicoterapias siguen por WhatsApp, Skype y otros medios. En todo el país los trabajadores de la salud mental y las instituciones que nos albergan nos organizamos para continuar capacitaciones, tratamientos y servicios de apoyo online. El Servicio de Contención y Acompañamiento Virtual  a personas con coronavirus y/o en cuarentena de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba es un ejemplo de ello. En los medios abundan intentos de explicación de las reacciones de las personas en el contexto actual; el psicoanálisis nos recuerda la importancia de sostener los vínculos y no dejar de comunicarnos y acompañarnos afectivamente, aun cuando debamos aislarnos físicamente. Y que es con otros que logramos superar nuestras pesadillas y terrores. Otros como compañía, otros como intérpretes, otros como apoyo. El otro, mi semejante, no mi enemigo.

Pablo A. Dragotto
Psicoanalista, Secretario General de la Asociación Psicoanalítica de Córdoba.

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