La
pandemia, causada por el Covid-Sars 19, como acontecimiento que nos atraviesa a
todas y todos, a todxs, nos ha puesto de frente a las tres fuentes de malestar
en simultáneo, aquellos 3 orígenes que en 1930 mencionaba Freud: el cuerpo, la
relación con los otros y el mundo que nos rodea.
En las entrevistas realizadas por Cowap Argentina* con motivo del Día Internacional
de la Mujer, Mariana Iglesias (periodista), Diana Galimberti (médica) y Nicole
Becker (activista ambiental) ,representan y mencionan, describiendo con
clarísima elocuencia la realidad actual de cada uno de esos territorios.
La
naturaleza, parece desbordada, fuera de cauce: nos enfrentó a un virus, que en
apariencia, no existía en nuestra especie. Algunas hipótesis sugieren que fue
la manipulación del hombre sobre los recursos naturales un factor posible en
generar la enfermedad que hoy ataca a toda la especie humana en el planeta. Lo
cierto es que hay más interrogantes que certezas.
La
humanidad pierde seguridad y protección, y el primer modo de cuidado en la
pandemia es el aislamiento, que llevó al encierro y el distanciamiento de los
cuerpos, limitando la circulación y el intercambio hacia el exterior, que
además, se volvió peligroso.
La
concretud del “tapabocas” y los dos metros de distancia convocan a
reflexionar sobre lo paradojal en las relaciones con los otros: El cuidado y la
salud de nuestro cuerpo, pasan a depender del cuidado que nuestro semejante
tenga del suyo.
La
pandemia nos trajo preguntas... “Género y Pandemia”…
Ambos términos aluden a lo colectivo y general, y sin embargo están aquí, en un
congreso de Psicoanálisis, que trata especial y justamente sobre aquello que se
constituye como lo más singular de cada quien…
¿Género?¿Qué pandemia?¿la “otra” pandemia?...
¿Qué genera el género? ¿Qué genera la pandemia en los llamados géneros?
¿Género “y” Pandemia? ¿Hay un diálogo posible allí?...
¿Qué fronteras se cruzan al instalar el diálogo entre ambos términos y el Psicoanálisis?
Al
iniciarse la pandemia se propuso desde nuestra Asociación Psicoanalítica de
Córdoba un dispositivo de consulta denominado “APC Disponible”, gestado en
coordinación con APA y la Universidad Nacional de Córdoba. En aquel momento no
imaginábamos que muchas de las consultas tendrían como trasfondo el diálogo
entre género y pandemia….
Nos confrontó con límites, transgresiones y transformaciones en nuestra
escucha.
Un
analista que participó del dispositivo relata:
“…Se comunicó una joven de otra provincia, con 22 años
y una niña pequeña, tiene fobia a salir a la calle no solo por el COVID 19, sino
por el riesgo de encontrarse con su pareja que la amenaza. Pero también le da
pánico volver a la casa de su madre, con quien vivía y quien solía cuidar de su
hija, porque esa mujer convive también con un hombre violento…”
Cuerpo
en riesgo, por momentos violentado, un afuera peligroso que acecha, por
momentos el peligro está más adentro que afuera, se desdibuja esa frontera.
En definitiva: “Casa Tomada” ,como el título del cuento de Cortázar.
Sabemos
que en la convivencia constante y permanente suelen perderse espacios de
genuina intimidad y se desdibuja la riqueza de un espacio exogámico.
Esto se acrecienta si sumamos factores que hacen a la cultura, la economía, la
religión, es decir aquello que forma la realidad sociopolítica de cada una y
cada uno.
¿Qué
aporta el Psicoanálisis y nosotros, los analistas, para hacer del cuerpo, la
casa y el mundo que habitamos lugares más seguros, menos violentos?
¿Con
qué herramientas y conceptos contamos?
¿Estamos
a salvo los psicoanalistas del riesgo de repetir discursos que insisten con
posicionar a diversos sujetos por fuera, abyectos del sistema social y
político?
Los
femicidios son la expresión más atroz y extrema del Patriarcado, pero no es su
única producción. Hoy no hay duda que nuestra cultura es patriarcal, heteronormativa
y colonialista.
Allí nacimos, crecimos y vivimos también los psicoanalistas. Incluso aquellos
que intentamos poner a jugar la idea de deconstrucción de algunos conceptos y
normativas, recreando y poniendo en tensión ciertas posiciones...
En tal
sentido, es necesario repensar e interrogarnos, incluso desde la vulnerabilidad
y dependencia de otros y otras, qué significa comprometernos, implicarnos como
psicoanalistas reconociendo esta realidad actual y compleja que, especialmente.
toca y atraviesa a muchas mujeres, niñas y adolescentes.
Respecto de nuestra posición ética citamos a Levinás que dice “(...) la
responsabilidad no empieza en mi subjetividad sino en la presencia del otro que
me cuestiona y me devuelve la conciencia de mi ser (...)”
La idea
de interrogar e interrogarnos, replantear y replantearnos, lleva implícita una
apuesta: ¿Cuál?... ¿Cómo incluir en la currícula a lo largo de la formación de
los psicoanalistas, un psicoanálisis con perspectiva de género? ¿Será posible?
Creemos que es necesario.
Lejos de una ambición de colectivizar y masificar el tesoro central de la
singularidad Inconsciente a dónde sólo llega la potencia psicoanalítica y su
ética, significa mas bien animarse a poner en tensión nuestros conceptos
y aspectos teóricos que puedan estar imbricados en concepciones e ideologías de
necesaria revisión, prestando especial atención a los acontecimientos que
emanan de las vivencias de muchas mujeres que “llegan y no llegan a nuestros
consultorios”… pero cuyas voces se hacen sentir hace tiempo, a veces incluso en
su silencio, en todas las sociedades actuales, pero también y especialmente, en
la nuestra.
El
género es una categoría ineludible.
Los Estudios de Género trabajan la construcción “social” de la subjetividad, la
problematización de las llamadas relaciones de género en las que se incluyen
las relaciones de poder que definen lugares sociales-económicos y políticos de
hombres y mujeres, no sólo diferentes sino discriminatorios en detrimento de
las mujeres, y estas construcciones se van entramando en la red subjetiva de
cada quien.
El Psicoanálisis,
por su parte, tiene la enorme capacidad para considerar la subjetividad en su
complejidad y riqueza, posibilitando el despliegue de los rincones más oscuros
del alma humana.
¿Por
qué no cruzar los bordes y visitar territorios cuyas fronteras están cada vez
más cerca de nosotras y nosotros, y que podrían enriquecernos en la manera de
escuchar e intervenir como psicoanalistas?
La
ética del psicoanálisis es la de la singularidad, del caso a caso, del “una a
una”… Dicha cautela y prudencia no quita la mirada respetuosa y atenta de quien
pide ayuda como puede.
Seguramente coincidimos en la importancia de las reglas fundamentales de la clínica
psicoanalítica. Ahora bien… ABSTINENCIA NO ES INDIFERENCIA.
…¿podremos escuchar lo que decimos cuando hablamos, cuando pensamos a la mujer,
al hombre, a lo femenino, a lo masculino, y sus significados? ¿Será ese nuestro
desafío…?
La
situación actual nos invita a generar performativamente conceptos que puedan abarcar
estas nuevas realidades que, más que nuevas, quizás hoy estén más visibles por
expresiones que al modo de gritos, sí se escuchan...
Por qué grita esa mujer... (Susana Thénon)
¿Por qué grita esa mujer?
¿por qué grita?
¿por qué grita esa mujer?
andá a saber
“esa” mujer ¿por qué grita?
andá a saber
mirá qué flores bonitas
¿por qué grita?
jacintos margaritas
¿por qué?
¿por qué qué?
¿por qué grita esa mujer?
¿y esa mujer?
¿y esa mujer?
vaya a saber
estará loca esa mujer
mirá mirá los espejitos
¿será por su corcel?
andá a saber
¿y dónde oíste
la palabra corcel?
es un secreto esa mujer
¿por qué grita?
mirá las margaritas
la mujer
espejitos
pajaritas
que no cantan
¿por qué grita?
que no vuelan
¿por qué grita?
que no estorban
la mujer
y esa mujer
¿y estaba loca mujer?
Ya no grita
(¿te acordás de esa mujer?)
Susana Thénon (Buenos Aires, 1937-1990), La morada imposible. Corregidor.
Buenos Aires. 2001.
Susana Thénon fue poeta y
fotógrafa argentina, nacida en 1935, cuya obra es compilada en tomos
denominados “La Morada Imposible”, a través de los cuales deja traslucir la
insuficiencia del lenguaje para representar la existencia misma,
de ahí un sentimiento de soledad, de un yo que no alcanza y se desordena
en su afán de representar la figura del hablante, que se diluye
inevitablemente.
María Laura Dargenton y Pablo Silvetti - Psicoanalistas en formación de APC
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